Antes de que el tiempo vaya disolviendo lo nuestro

Antes de que el tiempo vaya disolviendo lo nuestro, como si nunca hubiera existido.

Antes de que lleguen nuevas personas que ocupen nuestra atención.

Antes de que «lo superemos», quiero escribirte algo:

Te conocí en una fiesta, en una multitud. Captaste mi atención, tal vez por ese aire familiar que siempre te ha acompañado en mi mirada y en mi sentir.

La primera noche que sí compartimos tiempo, bailamos y me inspiró esta foto del Camino de Santiago (no estabas, pero estás)

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¿Qué me gusta tanto de ti?

Tu sinceridad, tu alegría, tu humildad, tu naturalidad, tu belleza.

Eso y muchas cosas más que no encuentro palabras para expresar, porque son cosas del corazón que ocurren y nos unen.

Aunque no me quieras a tu lado, aunque no sea una especie de ninfa que «fluye» cuando a ti te cuadra bien y no se enfada ni comete errores.

Si alguien no supiera ver más allá de tus defensas con una mirada láser que traspasa todas las fronteras.

Si alguien no te quisiera bien alguna vez, como traté de hacerlo. Acuérdate de mi.

Tienes que saber algunas cosas. Lo importante que eres, aunque creas que sólo eras uno que pasaba por ahí en ese momento.

Acuérdate de mi, y si «fluyes» llámame y vamos a caminar la isla, sin los tormentos emocionales que nos perturban por no encajar fácilmente.

Soy tu amiga del alma y debes saber que la amistad perdura.

La libertad y el amor van juntos. Tú te aferras a la libertad y yo al amor, pero en el fondo son lo mismo y no lo contrario.

Si alguna vez necesitas un corazón abierto para recoger tus lágrimas, estaré ahí si me lo pides.

Somos hojas de un mismo árbol que nos cruzamos porque así tuvo que ser.